Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


viernes, 4 de junio de 2010

La fama

Desde que no tengo internet ni televisión ni leo periódicos más que los miércoles, no estoy al tanto de las cosas importantes. Por eso me he enterado con 4 días de retraso de aquello de lo que habla todo el mundo. Del señor de boina que se plantó a hacer los coros al cantante español para que le viera toda Europa. El caso es que lo había oído comentar al día siguiente de ocurrir, pero en una de esas conversaciones en las que no se dan datos concretos porque todo el mundo sabe de qué se trata. Todo el mundo menos yo. Y al 4º día de oír opiniones sobre algo que se me ocultaba, me planté, y dije "¿pero de qué habláis?". Y se me explicó. Entonces lo comprendí todo, y me di cuenta de la suerte que había tenido ese cantante del que no conozco el nombre, pero sí  la anécdota. Ignoro si canta bien o mal, si la canción es buena, si quedó en decente posición, pero creo firmemente que pasará a la historia. Si Massiel sigue apareciendo en televisión por haber ganado 85 años antes el concurso, dentro de un tiempo, este cantante será el invitado estrella con mucho más motivo, se le recordará con más cariño. Está claro que si a Massiel se le hubiera aparecido un señor con boina a hacerle los coros, otro gallo hubiera cantado, pero ella se limitó a ganar y a interpretar dos veces la canción, mientras que éste cantó dos veces por el incidente; ya se le han dedicado muchas páginas en prensa y muchos minutos en televisión y radio. Esto demuestra que conseguir el primer puesto no es la única forma de que se hable de uno. Si este chico lo que quería es ser famoso, no hubiera hecho falta que se esforzara lo más mínimo, ni que se aprendiera la letra siquiera, ha pasado a la historia europea tanto como los escándalos de Berlusconi, el tropezón del Papa, o los novios de Estefanía de Mónaco. Para adquirir algo de fama no es necesario ensayar mucho, ni aplicarse para ser el mejor, ni ser una persona trabajadora y responsable; lo más efectivo es tener la suerte de que se te ponga al lado un señor con boina. Ahí está la clave de la fama.

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