Grietas
Autora: Angie Martín; Dirección: Diego Domínguez; Escenografía: Nuria Enríquez; Vestuario: Gala Domínguez e Irene Serrano; Iluminación: Miguel Ángel Ruz; Reparto: Cristina González, Angie Martín; Irene Montes; Irene Serrano.
“¡El horror! ¡El horror!” eran las últimas y enigmáticas palabras que pronunciaba Kurtz, rodeado de las hermosas selvas africanas, en la novela de Conrad El corazón de las tinieblas. Con ellas no se refería a ningún peligro concreto, sino a todo lo abominable, lo incomprensible, todo lo oscuro que habita en el alma humana.
Grietas nos muestra una realidad que no por lejana nos es desconocida. Grietas se asoma al interior de uno de esos agujeros que se abren en las tierras de Ciudad Juárez, brechas por las que se cuelan y desaparecen cientos de mujeres cada año. Grietas ilumina una de esas oscuras rendijas, haciendo que nos enfrentemos cara a cara con ese horror al que se refería Conrad. La violencia descarnada que sufren mostrada en algunos momentos de forma cercana al snuff, nos golpea constantemente a lo largo de la obra. Un horror al que ni siquiera podemos ponerle rostro.
No se nos propone un texto dramático al uso. Poca acción existe en el tema de la víctima indefensa que se repite a lo largo de la obra. Pero en ningún momento resulta un espectáculo monótono. Como la jungla de Conrad, el contexto es bello. La poesía de la joven dramaturga Ángeles Martín, un estupendo elenco de actrices y el director Diego Domínguez, que pone al servicio de la obra toda su pirotecnia audiovisual, consiguen algunos momentos de una hermosura sobrecogedora, haciendo que nos preguntemos ¿cómo pueden cohabitar esos dos mundos? ¿Cómo el ser humano puede ser capaz de albergar tanto horror y tanta belleza?
En definitiva, una obra denuncia cuyo mensaje nos llega como un golpe certero, directo a la boca del estómago.
Marisa Plasencia
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