Poder vivir la muerte

Preparatio Mortis. Concepto: Jan Fabre. Coreografía: Jan Fabre y Annabelle Chambon. Interprete: Annabelle Chambon. Composición y ejecución musical: Bernard Foccoulle. Producción: Troubelyn/Jan Fabre (Amberes, Belgica). Madrid, Sala Cuarta Pared, 3, 4 y 5 de junio de 2011.

Para acceder a este espectáculo, es preciso dejarse embriagar por la luz de las flores, por su perfume. La flor que acompaña al muerto, es siempre un símbolo de vida, de resurrección. En este espectáculo se dan cita la Ofelia de Millais, muerta en el lago, rodeada de flores y La Bella durmiente de Disney, encerrada en su urna de cristal.

El espectáculo arranca con una luz lenta, que se irá abriendo paso desde la indeterminación de la fantasmagoría, a la concreción del ordenado ritual de la muerte. En el centro de un delimitado campo de flores, podemos apreciar un féretro realizado con la misma materia. Sobre la superficie del mismo, como si flotasen sobre agua, las flores comenzarán a moverse lentamente, estamos en mundo de Ofelia. Annabelle Chambon nos ofrecerá un renacimiento cargado de ingravidez, su cuerpo emergerá de entre las flores, para a continuación hundirse en lo telúrico, intentando abrazar la vida, tomándola con brusquedad. El ritualizado orden del principio, devendrá caos al final de la primera parte, culminando cuando nuestra performer acabe de descubrir su féretro, una enorme urna de cristal.

En la parte de atrás de está urna está escrita una fecha. 17 del 1 de 1975. Tal vez tenga solo sentido para Fabre. 1975 es la fecha de inicio de sus trabajos teatrales, podría ser el día en que concibió esta historia, el día en que se generó Preparatio Mortis, y como suelen hacer muchos artistas anotó la fecha del parto. En cualquier caso ni aporta, ni perturba a la percepción de la obra.

Entrando en la segunda parte, abordamos el territorio de Blancanieves. Annabel Chambon está ya dentro de la urna, sumergida en un agua inexistente que su cuerpo recrea con precisión. Sigue rodeada de flores, pero esta vez son flores que vuelan, ya que en el interior de la urna la acompañan una docena de vistosas mariposas. Poco a poco el vaho generado por su respiración nos devuelve a la fantasmagoría del principio, su imagen se disuelve, la luz se va.

La música de Bernard Foccoulle, ejecutada por él mismo utilizando como único instrumento un órgano de iglesia, podría recordar o sugerir un oratorio. Sin embargo se distancia de este concepto adentrándose en una particular forma de Jazz, estridente e incómoda la mayor parte del tiempo, como si intentase mantener despierto al público mientras sus ojos se adentran en un mundo particularmente onírico.

Durante años hemos visto cómo la performance, la danza, o la música, se alejaban del territorio teatral, para construir un territorio propio bajo la batuta de nuevos creadores. Aquello del "teatro" sonaba a un concepto tan viejo como su misma realidad, sin embargo mientras unos se separan, Fabre entiende que todos estos conceptos forman parte de un concepto superior denominado Teatro. Preparatio Mortis es un buen ejemplo de ello. Danza, música y performance podrían funcionar como elementos aislados, cada uno de los elementos propuestos por Fabre tienen tanta fuerza que podrían sostenerse de forma independiente, pero es de su alianza, de donde surge el verdadero espectáculo, un espectáculo que impregna la retina del espectador, dejando un eco de extrañeza cuando se cierra el telón.

Edepé