Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


lunes, 6 de junio de 2011

LAS CHICAS SE DESVELAN

“Dorothy, Phyllis,Virginia y Rosemond”. (La Vida tiene muchos días) de Sandra Dominique.

Reparto: Alba Pérez, Cristina González, Alexandra Hervás y Sole Solís. Escenografía e iluminación: Alezeia Fidalgo. Vestuario: va Ruzickova. Sonido: Pablo Alonso. RESAD, Madrid 2011.

Virginia Woolf y Dorothy Parker ni siquiera se conocieron y probablemente de haberlo hecho, no se hubieran caído bien. A la frágil e hipersensible Woolf le hubiera dicho la mordaz y mundana Parker: Anímate anda, nada hay que no se arregle con un buen Vodka. Sin embargo, el fondo de las obras de ambas escritoras es el mismo y aunque las personas difieran, las artistas son siamesas. Desde estilos distintos, las dos reivindican un lugar para la mujer dentro de la sociedad del siglo XX. A las dos les dolía verse encorsetadas en unas normas rígidas y abusivas dictadas por y para hombres.

En pleno siglo XXI, a la autora y directora de La Vida tiene muchos días, le duele lo mismo y por ello decide conectarse desde la ficción con ambas autoras y a éstas entre sí. Ante una orden explícita de la autora, la obra comienza. Una irónica Dorothy Parker se dirige al público y presenta a una quebrada Virginia Woolf a punto de dar una conferencia. A finales del Siglo XIX, las tesis a cerca de un tema con miras a convertirse en científico, se ejemplificaban con casos concretos casi siempre inventados. Así procedía Freud con los múltiples casos de histéricas que acudían a su consulta y que ya se consideran parte de la literatura romántica. Estos casos han sido material dramático en varias ocasiones.

Virginia Woolf nos habla de Philis y Rosemond, dos muchachas de la sociedad victoriana que emprenden un excéntrico experimento: ser ellas mismas, sin aceptar el marido y las actividades que su entorno les imponía. El resultado es el viaje iniciático de estas chiquillas por el Londres más deliciosamente oscuro. El público asiste a una noche de desvelo de estas dos mujeres compartiendo escenario con las dos insomnes escritoras que se encuentran en un bloqueo creativo. El tono agridulce que se desprende desde la escritura es muy atractivo.

A estas alturas el espectador tiene la impresión de estar asistiendo a una buena idea con una eficaz estética decimonónica, pero empieza a percibir que la integración de todos los elementos no está lo suficientemente cohesionada. Se entiende que el desvelo de Virginia Woolf pueda estar conectado con el de sus criaturas pero ¿Y Dorothy Parker? ¿A qué se debe su desvelo? ¿El espectador ha de saber algo de antemano?

Desde el principio se muestran los mimbres de la ficción, la directora dando órdenes a las actrices, los técnicos hablando entre sí. Este recurso siempre es atractivo pues da la posibilidad al espectador de ser espía, de asistir al misterio de la creación de un espectáculo, pero si se hubiera integrado un poco mejor dentro de la ficción, hubiera hecho de esta obra que apunta grandes cosas, un espectáculo redondo.
Las interpretaciones son acertadas. El dúo de hermanas sirven a la comicidad natural de la obra, y las actrices que interpretan a ambas escritoras le ponen la pasión que requieren los personajes.

El desvelo de estas cuatro mujeres consigue conmover al público a pesar de que no en todo momento se hayan hecho entender.

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