Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


lunes, 14 de febrero de 2011

Llora la tragedia

Nosotros los vivos. De y dirigido por Saladina Jota. Intérpretes: Ramiro Melgar, Miriam López, Ruben Villoslada, Iñaki Rubio y Ana Eva Cruellas. Escenografía: Gema Solanilla Maestro, Alberto Bermúdez Castillo. Vestuario: Natalia Alonso Mariño. Diseño de iluminación: Pau Ferrer Garrofé. Sala García Lorca de la RESAD. Madrid, 14-02-2011.

Saladina Jota, nos presenta una pieza con todos los elementos que debe tener una tragedia. La acción se desarrolla en un desierto atemporal que mezcla elementos contemporáneos (como el vestuario militar de los actores masculinos) y elementos históricos (como el vestuario de las actrices que llevan túnicas). Lo que está claro son las reminiscencias de un universo árabe, dividido por una sangrienta guerra.

Aborda la historia de una mujer que lucha por que su hijo sea considerado como el primogénito hijo del rey. Este, junto a su hijo reconocido, lucha contra ella como venganza por haber matado a la mujer con la que contrajo matrimonio oficialmente. La hija del rey lucha a su vez, desde el principio contra esa guerra que siembra el desierto de cuerpos mutilados. Finalmente el rey y su hijo hacen presa a la mujer a la que la hija salva cambiando los ropajes, simplemente porque comparten la condición de mujeres en medio de una guerra. Esta confusión da pie al error trágico: la esclava huye y la hija del rey es violada y asesinada por su propio padre.

La acción transcurre en un escenario dividido en dos por una alambrada. El lado de los protagonistas, presentes siempre en el escenario; y el lado de la esclava y su hijo, al otro lado de la alambrada. Hay un espacio donde transcurre el intercambio de ropajes entre las dos mujeres, que acentúa la intimidad del momento gracias a un panel translúcido, a través del cual el espectador es testigo.

El texto tiene un lenguaje muy cuidado, que nos acerca a un universo mítico y trágico con muy buen ritmo. Posee los elementos necesarios para que la tragedia se cumpla: anagnórisis, peripecia, error trágico…

Sin embargo, el exceso de lágrimas en la tragedia tiene el riesgo de llevarnos a otro plano, donde es fácil perder esa dignidad que se le presupone a los héroes trágicos, por mucho que sufran. Y es que la actriz principal está llorando desde el principio hasta el final, que muere, y es sustituida por el llanto de su padre, que no sería excesivo si no le hubiéramos visto llorar también en demasiadas ocasiones.

Y es que cuando las lágrimas se convierten en lo normal, no impactan. Hubiera sido mucho más duro ver a la heroína sufriendo de una manera más contenida, para acabar explotando en un momento dado. Hubiera sido más efectivo que los gritos hubieran estado presentes en menor cantidad y en mayor intensidad.

A pesar de esto –la escenografía, la iluminación, las frases que sugieren un universo mítico, y ciertos momentos en los que los actores expresan una voz rota verdadera- hacen que esta obra merezca la pena.

Aphrax K.

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