Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


martes, 25 de enero de 2011

Serial Killer Hispano


Palabras encadenadas de Jordi Galcerán
Dirección: Juan Pedro Campoy; Interpretes: Celia Nadal y Javier Manzanera. Iluminación y sonido. Pedro Antonio Bermejo. Audiovisual. David Perea. Vestuario. Inés Pardo. Escenografía. Norri. Música original. Leandro Martínez Romero. Fotografía. Pepe H. Producción. Cía La Ruta.
Madrid, Teatro Nueva Alcalá. Estreno 13 de enero

Palabras encadenadas es un título sugerente, contiene poesía, promete un juego con la palabra que tal vez nos guíe por un complicado laberinto de emociones. Iniciada la obra el título parece convertirse en una pequeña metáfora de los dos personajes, ambos encerrados en un sótano, ambos encadenados, él a sus no resueltas emociones, ella a una mesa, pero minutos más tarde se vuelve evidente, sencillamente hace referencia al clásico juego que lleva ese nombre, juego al que se juega en la obra, eso sí, bajo el apremiante concepto de vida o muerte.

La función se sostiene a base de golpes de guión, como si se tratase de una producción en la que se han aunado unos cuantos capítulos de serial, logrando un nuevo formato que permitirá vender la historia una segunda vez. El espectáculo arranca presentándonos a un supuesto asesino en serie que plantea a su futura victima unas variables reglas de juego. Lamentablemente todo es un tópico, neones parpadeantes, sótano, asesino simpático aunque terrorífico, intención de remover al público utilizando crueles descripciones de tortura y asesinato de mujeres y niños. Por suerte este momento se rompe con un sorprendente hallazgo dramático, pero eso será todo, a partir de aquí se sucederán distintos giros dramáticos que si bien consiguen mantener la atención, lo cierto es que podrían cerrarse los ojos y asistir al espectáculo como si se tratase de un serial radiofónico.
Falta claridad en esta historia, no se define la clave en la que se está trabajando, ¿drama?, ¿comedia?, ¿es un hibrido? El filón dramático que se dibuja en un primer momento, el estupendo juego de la verdad y la mentira que oscila entre los dos personajes alimentando la intriga, se diluye velozmente, para concluir en un final pretendidamente tragicómico que acaba de rematar la ya muy escasa credibilidad.

Palabras Encadenadas bebe del cine en su estructura argumental, en los diálogos, y en esa naturalidad que nos ofrecen sus dos actores, sin embargo no consigue cuajar como teatro, plantea esos rincones oscuros del alma, pero nada sobre la superficie sin atreverse a entrar en ellos.
El público aplaudió sin convicción, tal vez porque notó su ausencia.


Edepe

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