Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


domingo, 22 de mayo de 2011

Porros y bombones

 

Los "okupas" de repente se muestran cariñosos y afectuosos conmigo. Eso me hace levantar la ceja suspicazmente. Después de meses y meses de desconfianza, y de huir de mí cada vez que pasaba por la verja del jardín de su casita, me ven por la calle, se acercan a mí y me saludan. Me huelo lo que quieren. No es que me vayan a proponer que me junte con ellos y que unamos nuestras voces en la Puerta del Sol toda la noche, ni que les haya entrado la fiebre por ser buenos vecinos, ni que me quieran invitar a una fiesta en su casa. No, me huelo otra cosa. Pero finalmente me invitan a ver la casa, algo que les pedí hace 6 meses. Se trata de un chalecito de principios del siglo XX, de ladrillo rojo, algo estropeado, rodeado por un jardín abandonado. Acepto la invitación, por supuesto, pero voy con amigos. Me ha dado por desconfiar. No es que tenga miedo de que me hagan algo, pero como ellos son muchos más que yo, y quién sabe, quizá más inteligentes, llamo a dos amigos y allí nos presentamos. Nosotros somos 3, y ellos 8. Una nos abre la puerta, nos enseña todas las habitaciones, la azotea, el jardín, la gotera en el techo de la cocina... Entramos por fin al salón o sala de reuniones, donde están los demás sentados elegantemente en un sofá y en sillas. Son estudiantes de sociología, políticas y trabajo social, de unos 20 a 23 años. Están fumando porros, pero ese olor no invade toda la casa, ni siquiera esa sala, no, son unos ocupas extraños. Hay dos mesas, una grande con una caja de bombones enorme abierta, y otra más pequeña con otra caja de bombones de un tamaño mediano. Nos ofrecen fumar. No aceptamos. Nos ofrecen también bombones. Los 8 comen bombones compulsivamente, y solamente 2 o 3 de ellos fuman. Nos tenemos que ir, porque nos esperan, y nos despedimos, no sin antes hacer planes de futuro, una fiesta en su azotea una de las próximas noches, etc. Una de ellas me dice que no me vaya, que me tienen que proponer algo, y yo me huelo que no me van a pedir que les escriba un texto, como me solicita el resto de la gente; yo sé que la semana pasada la policía les ha cortado el agua.

De esto hace un par de días. Ya me han dicho claramente lo que quieren: una manguera desde mi ventana hasta su azotea, justo lo que yo ya me había temido. Esto demuestra finalmente algo en lo que creo plenamente: "Si un vecino se te acerca, por algo será". Lo malo es que el mundo está lleno de vecinos.

 

nico guau

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