Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


domingo, 22 de mayo de 2011

De la cuadratura del círculo a la redondez de la democracia.

Winston Churchill dijo una vez que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos. Y a mí eso me suena como si el inventor de la rueda se hubiera quedado en un prototipo de forma rectangular y nos dijera: “lo siento, la rueda cuadrada es la mejor rueda que podemos tener”.

Ningún mecanismo nace de primeras perfecto. Han de evolucionar. Incluso si coges una rueda cuadrada y la haces rodar por una ladera escarpada, se acaba puliendo, sus aristas difuminando, se va redondeando.

La democracia no nació como un sistema perfecto, pero me pregunto, ¿cuándo dejó de ser un sistema eficaz? ¿Cuándo el ciudadano dejó de votar por la gente que pensaba que le representaba y comenzó a votar por aquellos que le parecen menos malos, o para que no salgan “los otros”? (Ahora mismo leo en una página de uno de los partidos mayoritarios el slogan: “Si votas PP se marchará ZP”)¿Cuándo se decidió que aquel que los ciudadanos elegimos tenga poder absoluto para hacer cuanto le venga en gana durante los cuatro años que está en el poder?

Confieso que la política es un Arte que no domino y que nunca me ha interesado. Y lo llamo Arte con mayúscula, por la forma en que juega con la palabra y el lenguaje. Si consideramos que la post-modernidad es líquida, la política sería la más postmoderna de todas las artes, pues ha conseguido hacer que la palabra pierda su sentido, ha conseguido hacer del discurso algo dúctil, de la realidad algo maleable. Y como arte posmoderno se ha separado completamente de la realidad que vivimos los ciudadanos. ¿Hay alguien que se crea que un político hace carrera por “el bien de España” o por “crear una sociedad mejor”? Creo que hoy en día preferiría votar a un político que dijera que está ahí porque el sueldo es bueno, te dan alojamiento durante cuatro años y puedes robar material de oficina sin que nadie te diga nada.

Como he dicho, no entiendo de política. Pero tampoco entiendo de fontanería y sé que cuando el inodoro empieza a escupir mierda hay que ponerle remedio.

Y estoy seguro que eso es lo mismo que piensan muchas de las personas que toman la Puerta de Sol estos días. Gente que no entiende qué está pasando, pero que piensa que hay que ponerle remedio. Gente harta de políticos sofistas que pulen más su imagen que sus programas electorales.

La plaza se ha convertido en un escenario de pesadilla lleno de sueños que no se pueden cumplir. La gente se agrupa, se hacina bajo arquitecturas efímeras imposibles, pidiendo lo mismo, el imposible de que se les escuche, que esos políticos que nosotros mismos hemos encumbrado, abandonen su Olimpo líquido y se dignen a prestar atención a sus problemas. Problemas reales.

Quizá ha llegado el momento de que entre todos echemos a rodar la democracia por una ladera escarpada.


Marisa Plasencia.

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