Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


lunes, 23 de mayo de 2011

El interminable viaje a Tar

Fando y Lis de Fernando Arrabal.
Interpretes: Jorge Yaman Serrano. Laura Barba. Carmen Flores. Juan Molano. Pau de Nut. Música: Víctor Nubla. Iluminación: J.M. Cedeiriña. Producción: TeatrodeCERCA. Dirección: Quique Culebras.
Del 10 al 21 de Mayo en el Círculo de Bellas Artes. Madrid.

Antes de entrar, el público es invitado a participar escribiendo en un papel algo de lo que desea deshacerse y que será enterrado al final de la función. Tras este acto tan cercano la psicomagia de Jodorosky, entramos en territorio Arrabal. Apenas cruzada la puerta, la voz del dramaturgo nos recibe, habla de los tiempos de la infancia, de la guerra, de un temprano periplo vital que en brazos de su madre les hizo recorrer a él y sus hermanos el territorio comprendido entre Melilla y Ciudad Rodrigo. Un viaje posiblemente percibido por una mente de niño como interminable y absurdo. En aquel momento los frentes de guerra estaban ya en activo, por lo que tuvieron que atravesarlos en más de una ocasión. Arrabal nos cuenta este periplo y también la dura circunstancia en la que se vio su padre al negarse a formar parte alzamiento nacional. Una demoledora frase pone final a esta narración. “Claro, que esto me importa solo a mi”

Nacida en 1955 esta es una obra vomitada. Aquel difícil momento entró en la mente de un niño de cuatro años, para aparecer 19 años después vestido por una imaginación en plena efervescencia. La realidad tal y como la percibimos se desdibujó para mutar en una nueva realidad, posiblemente liberadora, capaz de transformar el pasado en un nuevo presente.

Fando y Lis son dos niños atrapados en un cuerpo de adulto. Paralizada de medio cuerpo, Lis no puede andar así que Fando es su medio de transporte,ambos viajan a Tar, sin embargo lo único que hacen es dar vueltas alrededor del mismo sitio. Por el camino se encontrarán con una inusual familia encaminada también en un imposible viaje a Tar.

El trabajo de los actores es impecable, generoso, entregado. Pacientes, reciben al público como tales, esperan a que se siente mientras ultiman algunos detalles de escena, nos dejan claro que vamos a asistir a una representación. Finalmente a la vista del público se transforman. Durante toda la función ejecutan un trabajo corporal potente, perfectamente compenetrado con el diálogo. Es destacable la gestualidad con la que Carmen Flores impregna su personaje, sorprende, divierte.

El espacio sonoro creado por Víctor Nubla, compositor ampliamente conocido en el mundo de la música experimental, ocupa también un lugar destacado. En su composición dominan las voces, junto a un espacio concebido con pequeñas ráfagas sonoras: la avioneta que cruza, o ese pájaro carpintero que puede confundirse con una ráfaga de ametralladora que suena también de cuando en cuando.

El montaje cuida la sencillez, la elabora. Quique Culebras, su director, sabe jugar los ritmos, consigue una composición limpia y eficaz. Las tres dimensiones escénicas, actores, personajes y marionetas consiguen un correcto equilibrio

Un montaje emocionante, cargado de sugerencia, con un final brillante. Solo se puede pedir que sigan girando mientras llegan a Tar.

Edepé

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