1. En la licuadora se muelen las ganas cocidas con una pizca de reflexión.
2. Se le añaden meteduras de pata y aprendizaje.
3. Dejarlo reposar hasta que se enfríe, una vez frío remover.
4. Preparar tristezas rebozadas y alegrías en su jugo, quitando con cuidado las espinas.
5. Acomoda todo lo aprendido previamente salpimentado a tu gusto.
6. Engrasa un molde con humildad y ganas de aprender.
7. Échale doscientos gramos de esfuerzo y cuatrocientos de dolor de ego.
8. Preparar cinco críticas en rebanadas y esparcirlas en el molde.
9. Tres insomnios light y un "quiero-aunque-no-pueda" picado.
10. Meter en el horno, y esperar a que madure con ilusión por hincarle el diente.
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