Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


miércoles, 12 de mayo de 2010

Al principio fue el verbo

Hubo un tiempo (legendario, imagino, pues yo nunca lo viví pero así me lo contaron en la escuela) en que las palabras designaban las cosas. Por ejemplo, uno decía, "yo soy de derechas" y esto era porque se sentaba en el lado derecho del parlamento y no soñaba con la revolución. Los que se sentaban a la izquierda, sin embargo, lo hacían porque apoyaban la igualdad social, luego, apostaban por llevar sus ideales hasta sus últimas consecuencias. Con esto no quiero decir que me sienta nostálgica de la revolución extrema sino que los tiempos han cambiado. Las palabras ahora van por un lado y las cosas por otro, como ya apuntó el amigo Foucault. Hemos logrado que se disuelvan los significados y navegamos en un mar de etiquetas "de modé" que en absoluto responden a los nuevos tiempos. Incluso la expresión "nuevos tiempos" está desfasada, qué paradoja. Al decirla me he sentido falsa, incluso, cínica (¿Es que acaso no existe el presente?). Voy a apoderarme de nuevo de la expresión, voy a hacerla mía, porque si yo no creo en ella, ¿quién va a hacerlo?

En los nuevos tiempos, entonces, el socialismo encuentra la solución a sus problemas financieros en reducciones a los más débiles: A los pensionistas no les quedan ya muchas energías para luchar (¡bien pensado, chicos, al más puro estilo social!). A pesar de que su energía se ve reducida por el inevitable paso del tiempo, otra medida social propuesta consiste en mantenerlos más años trabajando, como castigo de su molesta longevidad. Al trabajar más años, menos pensiones que pagar. Ahora sólo queda pensar en qué hacer con las nuevas generaciones que ocuparían dichos puestos, si no fuera porque la tecnología actual es tan prodigiosa que puede mantenernos en pie, con un cuentagotas, al tiempo que hacemos la caja.

En los nuevos tiempos no habrá problemas para generar puestos de trabajo para los jóvenes porque el socialismo habrá solucionado el problema del nacimiento erradicándolo. ¿Cómo? Manteniendo a los hijos esterilizados en casa de sus padres hasta los cuarenta. De esta manera, si surge algún detractor, habrá de pedirle la paga a papá, porque lo que es mamá estado no está por la labor.

En los nuevos tiempos, el socialismo ha resuelto el problema de eternidad, metiendo al presente en el congelador - al más puro estilo Disney - a la espera de que lo despierten en el futuro (aunque, quién sabe, si la ciencia sigue avanzando a este ritmo, quizá sean los mismos pensionistas con sondas, quienes le den la bienvenida al nuevo parque temático de las palabras devaluadas).

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