La ciencia del teatro.
Al principio el teatro se veía de lejos, a ello debemos esta palabra, teatro, cuyo origen se remonta a la palabra griega teatrom, que significaba exactamente eso, ver de lejos. Para ver y oír de lejos hacía falta algo que facilitase este acto, entonces el hombre se puso una máscara, una máscara grande de peso considerable, necesaria, ya que la representación transcurría al aire libre. Por aquel entonces el hombre no estaba muy seguro de sí, así que buscó en los dioses una respuesta a su existencia, pues consideraba que eran los únicos con capacidad de explicarla y darle sentido, para poder entenderse con ellos los humanizó, tanto, que al menos en cuanto a sus pasiones acabaron siendo semejantes a las de los hombres
El hombre que como ya sabemos tiene gran curiosidad pasó los siguientes siglos acercándose cada vez más, cayeron aquellas primeras máscaras, cayeron los dioses, el hombre desnudó su rostro, pero al rato fueron apareciendo nuevas mascaras que le caricaturizaban exacerbando sus defectos, evidenciando su necedad, arrancándole la risa, pero imponiéndole la reflexión. Aquello estuvo bien, pero algo seguía escapándose. Entonces decidió que como ya era imposible acercarse más lo ideal sería cerrar por completo el campo de experimentación y añadirle una nueva luz, así lo hizo, creó un espacio arquitectónico donde el experimento alcanzaría un mayor grado de control. Por primera vez sintió que se miraba en un espejo, y así pasó algunos años hasta que se dio cuenta de que la realidad que ofrecía aquel espejo no era demasiado real, a veces resultaba falsa y otras deformante, paradójicamente la deformante podía llegar a parecer más verdadera que la real, algo fallaba, así que volvió a pensar.
En cualquier experimento científico cuando el resultado fluctúa conviene revisar el proceso, así que el hombre volvió a revisarlo por si algo se había quedado por el camino, la evolución parecía correcta, las personas…, un momento, que significaba persona, persona significa máscara. Detrás de cada máscara, en cada imagen que devuelve el espejo hay una máscara fija, una personal y particular imagen, una personalidad configurada que nos impide ver esa verdad trascendente durante tanto tiempo buscada. No había otra opción, había que ir mas adentro, atravesar la máscara, mostrar aquello que se oculta tras su velo.
A día de hoy el proceso continua, seguimos buscando esencia y verdad, queremos ver lo que hay detrás de esa última máscara. La palabra teatro ya no significa ver de lejos, teatro hoy significa bisturí que corta y cauteriza en este proceso de vivisección al que constantemente nos sometemos. El experimento científico no ha concluido, hoy las distintas partes del proceso han entrado en contacto a la búsqueda de nuevas perspectivas, vamos camino del misterio, aunque puede que en algún momento del proceso nos demos cuenta de que lo importante tal vez no sea resolverlo, sino mantenerlo.
En el día del teatro 27 de marzo del 201.
Edepé
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