Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


domingo, 13 de marzo de 2011

Cuando las cosas no se pueden hacer mal

Woyzeck de George Büchner. Versión de Juan Mayorga.
Dirección: Gerardo Vera. Reparto: Jon Bermúdez, Críspulo Cabezas, Helena Castañeda, Javier Gutiérrez, Trinidad Iglesias, Andoni Larrabeiti, Mariano Marín, Markos Marín, Chani Martín, Jesús Noguero, Helio Pedregal, Lucía Quintana, Sergio Sánchez Shaw, Marina Seresesky, Sara Sierra, Ana María Ventura, Marita Zafra. Escenografía: Max Glaenzel y Estel Cristiá. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Vestuario: Alejandro Andújar.Teatro María Guerrero, Madrid, estreno 11 de marzo de 2011.

Se reponen textos clásicos una y otra vez porque es una apuesta segura. Así los espectadores acuden a los teatros confiados, tranquilos, sabiendo que no se van a llevar una sorpresa desagradable. Conocen la historia y probablemente hayan visto alguna otra puesta en escena del mismo texto. Es evidente que los directores también disfrutan de esas obras de las que está todo dicho. Tienen entonces dos opciones: la primera es acercarnos a su visión particular del texto y la segunda opción es la que elige Gerardo Vera con Woyzeck, hacer lo de siempre, lo que no cause sorpresa o asombro, la apuesta segura.

Es imposible hacerlo del todo mal cuando se tiene entre manos un texto como el de Büchner, clave del teatro del Romanticismo alemán que abrirá los nuevos caminos dramatúrgicos del s. XX. Woyzeck es un pobre hombre que muchos consideran un loco, pero que en realidad sólo acusa una afección, la soledad. Juan Mayorga, encargado de la versión, reordena las escenas intentando apaciguar el caos y el extrañamiento que el texto original propone. Esta decisión hace que la dirección incida hacia el final en el sentimentalismo. Conceptualmente es la única pega que se le pueda poner a una versión tan comedida del texto alemán.

El espacio escénico refleja la propia estructura de la obra. Un recorrido circular que genera diferentes lugares por los que Woyzeck va pasando una y otra vez y un bosque amenazante en el que se pierde y se refugia. Sin embargo Gerardo Vera no se conforma con el carácter simbólico de estos elementos y dota de mecanismos a los estilizados árboles que componen ese bosque para que suban y bajen a favor de la atmósfera. Algo que se podría haber solucionado con la iluminación. Por lo tanto un exceso innecesario que no hace más que recordarnos los elevados presupuestos de los montajes del CDN.

Cuando los 17 actores del montaje están presentes, se nos ofrecen las mejores imágenes del espectáculo por la belleza de la composición de los grupos y el movimiento escénico. Un acierto de la representación si no tenemos en cuenta que más de la mitad del reparto son figurantes. Respecto al trabajo actoral, cabe destacar a Helena Castañeda, por su interpretación del tonto Karl y a Javier Gutiérrez, interpretanto a Woyzeck, que construye un personaje fuera de tópicos, más humano, que se ayuda de ese gran número de figurantes adornando su trabajo protagónico.

Qué difícil es hacerlo mal cuando todo está a favor del espectáculo. Un texto brillante modestamente versionado, un reparto que ofrece trabajo en plena crisis a un gran número de actores, que el casting sea acertado, una escenografía que sería capaz de contar la historia por sí misma, música en directo y un vestuario correcto y funcional. Aunque más difícil resulta acertar de lleno y ofrecer una visión contemporánea del texto de Büchner, rentabilizar los recursos y volver a sorprender. Quizá por eso, y muy a nuestro pesar, no dejan de ofrecernos apuestas seguras.


Jerónimo Jimeno.

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