Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


domingo, 27 de marzo de 2011

27 de Marzo de 2011

Vivimos en el mundo de lo digital, donde una persona puede cruzar un país en apenas una hora, donde lo inmediato está a la orden del día y donde el silencio se ha convertido en una rara avis, algo exótico que pertenece a lo añejo, a la melancolía y a las tardes de domingo.

Un mundo convulso, de pueblos que luchan por su identidad, y de pueblos cuya identidad es la lucha. Un mundo conectado por millones de World Wide Web e infinitas redes sociales que permiten la expresión de ideas al minuto.

Y la gente va al teatro.

Porque el teatro se ha convertido en la muestra de lo real. Y es paradójico siendo la fábrica de la ficción. Pero cuando buscamos algo que nos acerque a lo verdadero, a lo analógico, acudimos al teatro.

Quizá porque respira, y nos conectamos a esa respiración que avanza con el paso del tiempo, que evoluciona y nos aporta momentos de aprendizaje, de evasión, de reflexión, o de consuelo. Quizá porque está tan vivo que nos recuerda que nosotros también lo estamos.

Esta noche en Madrid, Susana irá al teatro, y olvidará que su ex novio –ese cabrón insensible- se llevó al gato siamés que compraron juntos. Y sonreirá ante el descubrimiento del monólogo -del actor del flequillo bonito- en el acto tercero.

En algún poblado centroafricano se reunirán para evocar la primera vez que uno de sus antepasados representó la caza del león.

Y en Rusia, quizá el jardín de los cerezos esté en flor.

El teatro está más vivo que nunca, y nos une a todos, transmitiendo ideas de otros pueblos, de otras mentes, de otras geografías. Devolviendo un poco de paz a nuestro reino de estrés.


Aphrax.K

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.