1. Desayuna fuerte. No olvides que luego puede llegar cualquier profesor o compañero a intentar quitarte las energías.
2. Pasa al váter nada más entrar en la escuela. Es una buena forma de expulsar todo eso que después, si sale por tu boca a lo largo del día, puede hacer que entables malas relaciones con la gente.
3. Resopla de vez en cuando, en clase, en los pasillos... Ayuda con las malas digestiones y, a veces, tranquiliza.
4. Aprende a olvidar, aprende a perdonar, aprende a no dejar nunca tus libros, apuntes y bolígrafos.
5. Valora, si bien no lo que aprendas o lo que te puedan enseñar, sí la buena disposición de alguno de los profesores.
6. Disfruta al pensar con qué gusto vas a coger todas esas lecturas de las que se habla en clase cuando termines con esas otras de las que te van a examinar. Disfruta de esos 5 minutos de felicidad que, más o menos, te suceden semanalmente; piensa que sólo por eso merecían la pena las más de 30 horas de clase semanales, además de las de biblioteca, desayunos y comidas... Disfruta de salir a fumar, aunque no seas fumador: verás como fuera sigue siendo de día, sigue luciendo el sol la mayoría de las veces, y los niños del cole de enfrente siguen jugando y chillando su inocencia a través de los barrotes del patio. Cuando sientas que no puedas más aprende de los niños del cole de enfrente.
7. Aprecia cada clase en su totalidad e integridad, y no a largo plazo. Piensa cada clase como única. Puede que descubras que a veces es más importante una sola visita de un profesor al mes que dos lecciones a la semana de algún otro. Y, por cierto, no olvides el dicho popular: "peor lo malo conocido..."
8. No discutas lo que ciertos profesores argumentan erróneamente. Busca el momento y el profesor adecuado para complementar o añadir informaciones a su exposición. No a todos les sientan bien tus opiniones, tus aclaraciones, o incluso tus cuestiones, aunque lo disfracen de lo contrario, aunque te pidan que digas algo, aunque abran un turno de dudas y preguntas. Deja que los profesores sean felices en su ignorancia.
9. No escuches ciertas clases en su totalidad, evádete, piensa en tus cosas de vez en cuando, en la tortilla de patatas que te has traído para comer, o en lo que tienes que hacer en el trabajo por la tarde, o en quedar para el fin de semana. Así conseguirás que la sensación de agobio y de pérdida de tiempo sea menor. No tengas vergüenza en salir al servicio en medio de ciertas lecciones, si además de para vaciar la vejiga, te sirve para tomar oxígeno y fuerzas y así poder continuar dentro hasta que suenen los ausentes timbres. Y no olvides que si la cosa no prospera, hay momentos, siempre los hay, en que puedes acordarte de ciertos asuntos que has de resolver urgentemente y salir corriendo, siempre y cuando no esté exponiendo algún compañero y guardes el máximo respeto a ellos y a tu profesores.
10. Y por último, no te quedes hasta muy tarde, no sea que veas al bedel cerrar la escuela, y te dé la peor sensación que puedes tener, la de que la escuela es como un hogar para ti.
nico guau
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