Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


jueves, 22 de abril de 2010

Al peso

Cuando yo era niño mi abuela me llevaba a una tienda de literatura al peso que había en una placita cerca de mi casa, en las plazas en las que había de todo, porque en mi calle sólo había tiendas de pijos. Nosotros vivíamos en lo alto, en la zona de pijos, sin serlo, pero abajo había otras tiendas que me gustaban más, y a la de literatura al peso íbamos a menudo. Me gustaba revolver el género en aquella tienda. Lo tenían sobre unas mesas grandes o metido en cajas por el suelo. Había montones de novelas, y teatro, y ensayos, y columnas de opinión. Uno elegía y luego iba a la caja, le pesaban el material en una gran báscula, y multiplicaban. Toda la novela junta, todos los ensayos juntos, todo el teatro junto, y todas las columnas juntas, y luego multiplicaban por el precio al que estaba cada una de las categorías ese día; ese precio podía oscilar según fuera el mercado. Las columnas eran lo más barato, y mi abuela, como había tenido que sobrevivir en la posguerra gastando poco dinero, y tenía que gastar también poco durante muchos años después de la posguerra, sólo compraba columnas. Muchas columnas. Las juntaba todas sobre la báscula, el dependiente anotaba el peso, y calculaba mentalmente y valiéndose de un papel usado (alguna página de una novela vieja) y un lápiz, finalmente le cobraba a mi abuela el resultado. Ella se fiaba de la mente calculadora del dependiente y pagaba lo que éste le pedía, porque, al fin y al cabo, mi abuela para los números nunca había sido muy dotada, y no era cuestión de ponerse a discutir con los tenderos. Mi abuela compraba muchas columnas al peso porque eran lo más barato y porque ella se entretenía haciendo fundas para las almohadas de nuestras camas. Pasaba tardes y tardes con la televisión puesta, cosiendo fundas de almohada con columnas de opinión. Para que tuviéramos variedad de fundas de almohada. Una por semana por lo menos. Ahora, muchos años después, sigo teniendo un cajón lleno de fundas de almohada, hechas con columnas al peso.

nico guau

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