Teatro Apolo Madrid hasta el 18 de octubre del 2009
Slava Polunin el payaso ruso mas internacional presenta en el teatro Apolo su espectáculo Snow Show, un espectáculo afinado que recoge una agrupación de sus mejores creaciones y que ha sido aplaudido en todo el mundo, no cabe duda de que aquí también lo será. Algún corte de este espectáculo ya se pudo ver cuando nos visitó por primera vez el Circo del Sol con su espectáculo “Alegría”, era el año 1998, por aquel entonces Slava era su payaso estrella, encarnando a “Asisyai” el payaso de la nariz roja y el mono amarillo, que se independizaría algún tiempo después, para lanzarse a la aventura del mundo de forma individual.
Sorprende en su propuesta la manipulación del tiempo, el espectáculo es lento, sorprendentemente lento, en comparación con el a veces vertiginoso ritmo al que nos tienen acostumbrados los espectáculos de clow europeo. Pero ese es uno de sus logros, ralentizar el espectáculo hasta que el más sencillo de los gags se convierte en enorme. Todo está perfectamente medido, el mínimo movimiento, la mirada, el gesto, siendo la mayor parte de las veces la música, la herramienta con la que se construye el ritmo, desde la triste melodía inicial del “Blue canari”, hasta el “Carmina Burana de Orf” durante la tormenta.
Poco a poco el público va entrando en esa particular dimensión donde viven los payasos. La luz junto a una efectiva escenografía de ágil resolución dan vida a los distintos momentos y a unos espacios escénicos sobre los que reina un visual romanticismo: la tormenta, el temporal, la nieve, el viento. Slava aúna en el escenario ingenuidad y poesía, risas y pinceladas melancolícas, el conjunto se desborda en consonancia con esos fenómenos atmosféricos que saltan de la escena hasta implicar todo el espacio teatral.
A este espectáculo en el que la palabra se ha suprimido como concepto, solo le faltaría un poco más de escenario, las paredes del Apolo resultan pequeñas, el aparato escenográfico pide más espacio, se le nota constreñido. La sensación puede deberse a que fue concebido para una pista de circo y no para las restrictivas paredes del teatro, aun así el espectáculo brilla.
Slava, payaso, 56 años, quiere devolver a su público la capacidad de sorprenderse y maravillarse mágicamente como cuando era niño, por si no lo hubiera conseguido con el discurrir de su espectáculo, todavía se reserva un último número en el que les garantizo que independientemente de cual sea su edad, volverán a ver nacer en ustedes al niño que llevan dentro.
Edepe
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