Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


domingo, 21 de noviembre de 2010

Nostalgia ochentera




RENT de Jonathan Larson. Dirección escénica: Raúl Novillo. Director de coros: Jesús Gago. Directora musical: Juliet Hill. Coreografías: Leticia Moreno. Adaptaciones al castellano: Raúl Novillo. Músicos: Juliet Hill (pianista), Miquel Porcel (guitarra), Dany García (bajo), Alejandro Porras (batería).

Reparto: Mark Cohen: Jesús Gago - Roger Davis: Raúl Novillo - Mimi Marquez: Marta Ibañez - Maureen Johnson: Fátima Sayyad - Joanne Jefferson: Yanina Carchak - Tom Collins: Jorge Quesada - Angel Dummat Shunard: Alberto Frías - Benjamin Coffin III: Ángel Mauri Jr. - Madre de Mark, Ali y otros: Vivian Jimeno - Sr. Jefferson, cura y otros: Pablo Gallego - Sra. Jefferson, Pam, mendiga y otros: María José Requena - Gordon, Sr. Grey y otros: Ángel Salamanca - Steve, camarero y otros: Alejandro Murciano - Alexi Darling, madre de Roger, Sue y otros: Lucía de la Fuente Gallego - Paul y otros: David Aguirregomezcorta. Sala Valle-Inclán de la RESAD. 29.10.2010.


El texto de Rent es la consagración del joven compositor Jonathan Larson. Desgraciadamente, no llegó a ver la repercusión que este musical tuvo en Broadway (fue uno de los mayores éxitos de los noventa) y en el resto del mundo. La razón por la que Larson no llegó a disfrutar del éxito es que murió la misma noche de su estreno.

Podría decirse que Jonathan Larson habla de “su aldea” en esta obra, ya que nos relata las distintas tramas de jóvenes bohemios afincados en Nueva York (es decir, tal y como lo vivió él mismo).

La obra nos deja un sabor costumbrista del ambiente off-off del Broadway de la época: Nos encontramos desde la clásica bailarina drogadicta (interpretada en este montaje por Marta Ibáñez muy notablemente), un homosexual enfermo de sida mitificado (la interpretación de Antonio Frías tampoco tiene desperdicio), o la salida del armario (escénico) del amor lésbico. Todos estos personajes (amigos, gente estupenda, a pesar de sus taras) están muy orgullosos de ser quienes son y de tener dificultades para llegar a fin de mes. Por supuesto, los que no entran dentro de esa “vie boheme” (como dice el tema más significativo del musical), llevan traje y son gente gris.

En definitiva: Es una obra propia del cambio de década (de los ochenta a los noventa). Es tan de la época que, en el 2010, resulta desfasada.

El montaje se hace llevadero gracias a la precisión de los números musicales que, salvo ciertos gorgoritos mal avenidos y algún que otro problema con el sonido, salen bien parados. Aunque, bien es verdad que ya desde la escenografía misma (así como de los sucesivos números), podemos apreciar una copia exacta del añejo montaje de Broadway. Cabe, entonces, preguntarse ¿para qué hacer lo mismo pero con menos medios?

Quizá Raúl Novillo haya pecado de falta de modestia, pues lo encontramos dirigiendo, interpretando uno de los personajes principales y (¡oh, cielos!) traduciendo. Dicho sea de paso, la adaptación al castellano chirría por la sucesión agotadora de ripios.

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