Blog de la asignatura Crítica Teatral 2

impartida por Juan Antonio Vizcaíno


viernes, 8 de octubre de 2010

LAS FELACIONES PELIGROSAS (COLUMNA)

LAS FELACIONES PELIGROSAS (COLUMNA)


Quien con escuchar dos cosas tiernas rápido se abre de piernas, es que, sin saberlo, tiene un problema. Con esa tónica corre el peligro de quedarse sola por el resto de sus días.

Resistencia prolongada, frialdad dosificada, sentido de la justa medida, sostenimiento del suspense, son algunas de las bases que se deben aplicar al juego de las relaciones de pareja en este mundo de monos u homo sapiens. Esto no lo digo yo, ni tan siquiera estoy de acuerdo. Tan solo forma parte de algunas de las experiencias, propias y ajenas, que he recopilado durante un tiempo. Evolución e involución. La misma historia se repite. A pesar de haberse consolidado ciertos derechos y libertades de la mujer, y por que no, también del hombre, los roles más afianzados se repiten eternamente. Es posible que en nuestro ideario romántico se hallen presentes los nuevos preceptos del amor y la pasión. Son muchos los que abiertamente defienden el sexo después del primer contacto. Muchas también. Pobres. ¡Qué equivocadas están! La excusa es que antes de llevarse el melón a casa hay que catarlo. Recuerdo a una persona que se llamaba Juanita Melón (el apellido es real). Muy maja la chica. Pues resulta que fue catada en multitud de ocasiones, tantas como después abandonada. Aunque algunas mujeres, tan frías como sabias aplicarían su realidad al ejemplo de una mercería: “En este bazar las bragas ni se prueban ni se cambian” u otros dichos tales como: “quien la mete, primero se promete”.
En el mercado de las relaciones, como en los comercios de antaño, ni se fía ni se ofrece garantía. De esto algunas saben mucho.

Quien busque fidelidad que se cuide de mostrar debilidades. Ya que, permitir que florezca la pasión antes de tiempo, para algunos es marchitar el compromiso. Y es que enamorarse sin control puede llegar a ser sinónimo de enfermedad mental.

El verdadero amor existe para condenar al sufrimiento a las sempiternas almas cándidas que no descansan en la búsqueda de su media naranja. No se engañen. En la búsqueda de una buena relación lo mejor es una mala felación. Y es recomendable que si mamarla gusta, mejor poner cara de asco. Esto a algunos les pone a cien. Todo esto no es más que un pequeño ejemplo extrapolable al resto. Si quieres que un hombre te sea fiel, mejor hacerle entender que, saliendo con él, le haces un favor impagable. Mírale con cara de pena y obtendrás a un perro fiel. De esta manera, la enamorada será pronto abandonada; la tirana deseada cada mañana.

Se de una que me contó que en diez años de matrimonio jamás se le ocurrió hacerle una felación a su marido, y viceversa. Su relación es duradera; siente absoluta confianza en su marido. Ha llegado a un difícil estado de estabilidad y sosiego. Claro esta que los lexatines ayudan bastante. En resumidas cuentas, unas por recibir el beso de buenas noches del muermo con el que vive desde hace años y otras por dormir mas solas que la una, todas, les dan al lexatin. Pero no se preocupen, que en las farmacias lo tienen en abundancia.

Se dice que en la pareja hay que ser generoso. En eso estamos de acuerdo. Pero sin prisas. Porque al principio puede convertirse en un peligro. Esto es posible cuando llega el momento de serlo. Es decir, si es que una pareja llega a las bodas de plata, cuando el tremendo vacío que existe entre ambos, hay que llenarlo con grandes dosis de generosidad. Y por qué no; con grandes dosis de antidepresivos. Para empezar, hasta que llegue esa terrible época, cuanto más tacaña se sea, mejor. Raciones pequeñas y bien aliñadas como en los buenos restaurantes son buena táctica para que vuelvan de nuevo. Aquel que come abundante y sacia sus apetitos rápidamente, o vomita o se empacha. En el sexo correrá en busca de la mujer bicarbonato.

¡Qué asco esto de las leyes del deseo! Para consolidar un afecto resulta que hay que hacerse el duro por un tiempo. Y cuando llega el momento de empezar a darlo todo, cuesta tanto, que lo único que se desea es acostarse con otro.
Todo viene a ser la misma castración de siempre. Ablación del espíritu y del romanticismo. A no ser que esto ultimo cueste dinero. Entonces es otro cantar. Espadas de madera no seducen.

Aquella mujer que disfruta no puede ser más que una puta; quien se deje llevar por la pasión verá herido su corazón, quien pronto muestre sinceridad, pronto hallará infelicidad.
Manipulación y fingimiento. Tira y afloja. Que tremendo; que cansino. ¿Es que al final va a ser cierto el dicho de Groucho Marx de que “no interesa pertenecer a un club que le admita a uno como socio”.

Puede que muchos piensen que no estoy en lo cierto. Desde luego no tienen porque estar de acuerdo conmigo. Pero estas son las reflexiones que en este verano bañado en lágrimas he podido reunir de un grupo de mujeres realmente desesperadas. Entre las cuales me encontraba yo. O al menos me he sentido como una de ellas. ¡Ay, que pena!



MÁXIMO CRECIENTE

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