La Semana Santa se caracteriza por ser paradójica porque, por un lado, es lúdica (la gente sale en masa, se echa a las playas en busca de unos instantes de evasión), por otro, es estoica (Cristo en la cruz, procesiones en las que los creyentes se autoflagelan evocando al Redentor…)
Yo me he sintetizado con el medio y he vivido mi paradoja personal. El estoicismo, en mi caso, ha consistido en levantarme, hacer un poco de deporte (esto es casi casi como la autoflagelación de la que hablaba) y ponerme a escribir una tragedia. Resulta difícil ponerse en plan trágico cuando uno está de vacaciones. Ha sido un esfuerzo costoso, aunque he recibido apoyos por parte de la meteorología: la lluvia ha hecho que el recogerse en casa no resulte tan sacrificado; las lágrimas de los que esperaban salir en las procesiones y no han podido debido a las tormentas también han sido bastante evocadoras para el lance patético…
Lo cierto es que, inevitablemente, en vacaciones, por mucho que uno se conciencie de que hay que trabajar, el tiempo se dilata. Todo cuesta cien veces más. Obviamente, falta el estrés. En vacaciones es sencillo caer “agotado” en la cama y ponerse a pensar. Hacer balance de las situaciones pasadas, los comentarios más nimios. Y el despertador, ese mismo que de un salto me levanta de la cama para no llegar tarde a clase cada día, en Semana Santa aparentemente pierde volumen porque lo apago y me doy la vuelta y sigo durmiendo, no porque lo necesite sino sencillamente porque puedo hacerlo. Ni torrijas ni playa, ni viajes. Lo que me indica vacaciones es ese pequeño derecho a la pereza que, si dura un tiempo limitado, es muy gozoso (uno se siente rebelde al ejercero). Y ahora, cuando llega el ocaso de estos tragicómicos días, uno mira para delante y sólo ve una pendiente, ardua y sinuosa. Al final del camino ya se puede apreciar un cartel con luces de neón que dice: fin de curso. Llegar hasta ese objetivo es todo un reto. Tomemos aire, asumamos el estrés fervientemente en este spring final para llegar a la meta.
Ignatius Reilly
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