miércoles, 24 de marzo de 2010
¡Ya soy una señorita de provecho!
La decente, de Mihura
El martes 23 de marzo va a tener lugar en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), la muestra de comedia de los alumnos de segundo curso de dirección de escena. "He de reconocer que no me gustaba nada en absoluto", confiesa Ana Garrido, directora de una de las escenas que se van a poder ver, en este caso la parte central de La Decente, de Miguel Mihura. "Al principio estaba muy perdida", continúa, "y tras el primer pase comencé a entender un poco por dónde debíamos ir, pero no lo vi claro hasta el segundo, en el que comprobé qué le hacía falta a la escena." Con el término pase se refiere a cada una de las veces previas a la muestra en que la escena debe ser representada en el aula, ante el docente y el resto de compañeros, para que se pueda llevar un seguimiento del trabajo y una proceso de evaluación.
"¡La disposición y entrega de los actores ha sido la leche!", en estos términos define Garrido su trabajo con Tamara Carro y Manuel Benito, "ambos algo jóvenes para la idea inicial que tenía de los personajes tras la primera lectura de la obra". Su intención primigenia era la de incluir gags cómicos y números de clown, pero al darse cuenta de que en el texto que le había correspondido montar no tenía cabida este tipo de cosas, se centró en el trabajo de los actores y en ir perfilando los personajes poco a poco. "Yo creo que eso es lo que me ha ayudado a estar motivada con el proyecto", afirma Garrido respecto al proceso de ensayos con sus dos amigos a los que ha embarcado en esta aventura.
Para Ana la muestra de mañana es sólo un principio, pues, según sus propias palabras, "queda mucho por hacer... es una escena complicada que requiere mucho tiempo." "Pero no puedo quejarme del resultado", concluye Garrido, "el trabajo ha sido muy interesante".
nico guau
miércoles, 10 de marzo de 2010
IDEA NUEVA, novedad un tanto anticuada
Por otro lado, el autor menciona la existencia de caciques en su tiempo, asunto vigente incluso a día de hoy; sin saber cómo eran los de su época, he de admitir que los de la nuestra se presentan ante los ojos del populacho disfrazados de curas, alcaldes y policías.
La prensa ha tenido y tendrá siempre tanto seguidores como detractores; no veo nada malo en que se dividan en dos bandos y discutan, siempre y cuando tengan argumentos para ello. Opino que criticar a los críticos es tan necesario como juzgar a los jueces.
A diferencia de Machado, dudo mucho de que en el tiempo en que vivimos la prensa contribuya a crear la vida ciudadana, ni que sea un reflejo fiel de la consciencia colectiva. No hay más que ver la cantidad de publicidad o de des-información burda y vil que contiene la prensa española de hoy. Y si de verdad en eso consiste la dichosa consciencia colectiva, espero que se me considere un paria.
Esos “portentosos rotativos que nos aportan diariamente noticias de todos los rincones del planeta” se contradicen los unos a los otros. Si en la época de Machado hubiera tanta diversidad como ahora para escoger un periódico, el propio Antonio se preguntaría quién manipula la información y a quién creer.
En resumen, habría que ver al señor Machado en el año 2010; ¿habría tantos halagos dedicados a la prensa como en el texto en cuestión? No lo creo.
martes, 9 de marzo de 2010
YA SOY EJECUTIVO
No hace mucho tiempo alguien me pregunto cuál era mi palabra favorita del diccionario. Yo por supuesto no contesté. No es que no la tenga, sino más bien creo que, por sus connotaciones, no es el tipo de palabra adecuada que se le pueda decir a cualquiera, ya que se corre el riesgo de que a uno le pongan el Sambenito de tirano. Aunque todos lo desean, ninguno lo reconoce, ya que, la falsa moral flota en el ambiente. Pues bien. Esa palabra a la que me refiero, es “poder”.
Fiel a los que mis padres me inculcaron, decidí canalizar mi carrera por el lado más práctico posible. Comencé estudiando Dirección y Administración de empresas, licenciándome con una media de notable. Después de realizar un master en Dirección económico financiera, entré a formar parte de una importante empresa dedicada a las telecomunicaciones, focalizando mis energías hacia un claro objetivo: ser un alto ejecutivo. No es que me guste, pero esta bien retribuido. Habiendo dejado a un lado cualquier tipo de intereses personales comencé una exitosa carrera. En mi adolescencia tenia inclinaciones más bien artísticas. Me gustaba la música y la literatura, era muy bueno dibujando cómics e incluso llegue a ganar algún concurso literario. Si, tenía otras facetas, aunque no me importaban demasiado como para sacrificarlas en base a mi objetivo principal; ganar dinero, mucho dinero; y cuanto más mejor. Ahora ya puedo decir que me encuentro en el lugar deseado. Ahora puedo decir que ya soy ejecutivo.
Siempre se ha dicho que el dinero no da la felicidad; que lo realmente importante en esta vida no se puede comprar. Eso me parece muy bien y admito que no le falta verdad. Aunque mis preferencias se inclinan hacia otras facetas de la vida, que si pueden comprarse. Para mí, todo lo demás no merece la pena. En el mundo en que vivimos todo se produce, viene envasado o se puede comprar por Internet. La llave: crédito suficiente en la tarjeta. Mi tarjeta de ejecutivo.
! Qué grata sensación! Es excitante saber que cada día que pasa tengo más poder en la empresa, y voy camino de superarlo. Sentirme poderoso me excita sexualmente y el hecho de tener don de mando me da seguridad en la cama, porque yo ordeno y marco el territorio. Lo malo de tantas horas de trabajo, que van unidas a un cargo de responsabilidad, es que repercute en la vida personal; particularmente en lo referente al sexo. Estrés y pene no van cogidos de la mano. Parece demostrado que al miembro viril no le gusta el trabajo de oficina y lo demuestra con repetidas huelgas. Como persona positiva que soy, a todo procuro buscarle una solución y ver las cosas de forma menos dramática. Si por un lado, ocultar la falta de erección es prácticamente imposible (los hombres llevamos la profesión por fuera), para no caer en la humillación, tengo mis maneras de trasladar la culpa a la otra parte, haciéndole creer que ha sido debido a su falta de atractivo sexual. Y lo creen firmemente, llegando en ocasiones a marcharse de mi casa con un gran trauma. Esa credibilidad solo te lo da tu posición social. Lo siento muchísimo por ellas pero tengo que conservar mi imagen. De todos modos, para no herir sensibilidades, he comenzado a tomar Viagra. Cada vez con más frecuencia. Es bastante caro, pero, mi economía me lo permite; por que soy ejecutivo.
El amor es primordial en la vida del hombre. Algo que se sitúa por encima de muchas cosas. Eso cuando se trata de un hombre común. Para la clase obrera es sinónimo de consuelo, de alivio al peso de su frustración. En otras escalas, como la mía, el amor es innecesario, y la pasión un lastre. No hay tiempo para tales cosas. Podría decir que soy hombre de un único y gran amor, y ese, es el dinero. Amar algo mas sería bigamia y semejante idea es intolerable, pues me considero un conservador en lo que a valores se refiere. Un “te quiero” de vez en cuando es suficiente para mantener la normalidad y limar asperezas. Para quién sobreentiende, pocas palabras bastan. Hay temas que se deben asumir en la relación con un ejecutivo.
Tengo relaciones duraderas, que a lo sumo, vienen a durar de entre tres a cuatro meses. A veces incluso pago a prostitutas; que viene a ser lo mismo, y no tienes que llamarlas a diario. Se las ama cuando a uno le viene en gana y no piden explicaciones. Dicen que no es lícito pagar para ser correspondido. Pero yo pienso que son bobadas. Durante largo tiempo he podido comprobar que se puede llegar a ahorrar hasta un sesenta por ciento de lo que a menudo me he gastado con mis exparejas, porque no hay que hacerles regalos ni invitarles a cenar. Las prostitutas ya vienen cenadas de casa y, si no lo han hecho, no es asunto mío.
Lo malo es que si aspiro al puesto de Director General debo dejar algunos cabos mejor atados. No es aceptable la figura de un hombre soltero para un puesto de semejante envergadura. Hay que proyectar integridad y ciertos valores tradicionales, y esa seguridad solo la da el matrimonio. De momento he fijado mi objetivo en una mujer, la cual creo perfecta para mí. Se trata de una secretaria de producción que trabaja para otra empresa dentro del mismo complejo empresarial, con la que he coincidido en varias ocasiones. Es una mujer guapa, sexi, medianamente inteligente, común en sus aspiraciones, aburrida, sin vértices, de reducido mundo interior, y lo que es mejor, fría y con deseos de estabilidad. Que tenga un poco de la ambición necesaria es suficiente para pulir aspectos relacionados en cuanto a su educación y su apariencia y llegar a ser la esposa de un Director; a la sombra de un alto ejecutivo.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Tras los pasos de Lope de Rueda
Jerónimo Jimeno.